El papel de las mujeres artistas en Latinoamérica

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Históricamente y en todas las partes del mundo, las mujeres han sido sistemáticamente excluidas o presentadas de forma estereotipada y sesgada durante siglos. Por suerte, parece que la sociedad está tomando cierta consciencia de ello y, aunque quede todavía camino por recorrer, en algunos aspectos vamos en la dirección adecuada.

Sin embargo, las oportunidades de conseguir una igualdad real son todavía escasas porque muchos de los marcos prejuiciosos y excluyentes siguen prevaleciendo hoy en día. En América Latina esto se ha debido en parte al sexismo y también a que el sistema juzga la calidad de la obra de los artistas en función de la visibilidad y el éxito. Por desgracia, a las mujeres se les ha negado siempre la posibilidad de medrar en este escalafón.

Actualmente se pueden ver reconocimientos como es el caso de la artista feminista mexicana Mónica Mayer. Desde la década de 1970, la artista estuvo en gran medida ausente del sistema artístico, pero en 2016 recibió un merecido reconocimiento en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de Ciudad de México en 2016.

Un prejuicio muy extendido es que las mujeres artistas no son tan buenas como los hombres y de ello se deriva la incapacidad de plantear la pregunta más crucial en este campo: ¿Qué mujeres artistas ha habido a lo largo de la historia?

Olvidadas por la historia

En el siglo XX, las artistas latinoamericanas han participado activamente en el lenguaje artístico que les ha tocado vivir. Sin embargo, en los textos teóricos y en las propias exposiciones de historia del arte que han servido de grandes referencias en el campo, son los hombres quienes aparecen como grandes configuradores de la historia del arte. Sólo un puñado de mujeres han sido elegidas para representar el campo artístico en general y estas figuras han sido destacadas una vez tras otra vez:

  • En el primer modernismo aparecen Anita Malfatti, Amelia Peláez y Tarsila do Amaral.
  • Como representantes del surrealismo están Leonora Carrington, María Izquierdo, Frida Kahlo y Remedios Varo.
  • El neoconcretismo y la abstracción geométrica vino de la mano de Lygia Clark, su tocaya de apellido Pape, Gego y Mira Schendel
  • Por último, las máximas representantes del arte conceptual y experimental son Ana Mendieta, Marta Minujín y Liliana Porter.

Esto quiere decir que hay cientos y cientos de mujeres artistas que son una parte íntima e importante de nuestra historia representadas por menos de dos decenas. Las corrientes más populares en las que la figura femenina ha tenido voz son el surrealismo, la abstracción geométrica y, más recientemente, el arte pop. La abstracción, en particular, resulta cómoda por su aparente neutralización o ausencia de cuestiones de género.

A nivel internacional se han realizado varios estudios sobre el arte latinoamericano que han dado forma a este campo. Uno de ellos: Arte en América Latina: The Modern Era, 1820-1980 presentaba obras de 155 artistas, de los cuales sólo doce eran mujeres.

Por otro lado, la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América dio lugar a una serie de exposiciones que continuaron la tendencia de mostrar sólo unas pocas mujeres artistas, que por lo general entraban dentro de la escueta lista que aparece más arriba. Otro ejemplo fue una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1993, que incluía obras de noventa y cinco artistas, de los cuales sólo catorce eran mujeres.

Los estereotipos sobre la mujer más extendidos en el mundo del arte

Entre los estereotipos que han definido a las mujeres artistas en Latinoamérica se encuentra el uso de su propia invisibilidad, una venenosa convicción de que no son buenas artistas y, por tanto, no han existido. No es extraño que mujeres artistas como Mercedes Pardo o Lola Alvárez Bravo, esposas de reconocidos artistas han sido eclipsadas totalmente por el simple hecho de ser sus parejas.

Otro estereotipo muy extendido es el de ser una mujer loca, histérica y víctima, como se dio en el caso de Frida Kahlo y, en ocasiones, de Ana Mendieta. Además de ello, tampoco es raro escuchar que las mujeres son malas artistas basándose en la idea de que su estética suele ser insípida y desagradable y que los temas que abordan no tienen importancia. Por último, otro concepto que se ha generalizado de forma errónea es que el papel de las mujeres como madres les impide ser artistas relevantes y comprometidas. Desde luego, estos son los estereotipos más extendidos, pero sin duda habrá muchos más que ni siquiera se tienen en cuenta.

Sin lugar a dudas, durante la historia ha sido muy común que los artistas masculinos se burlasen de sus colegas femeninas, contribuyendo a su aislamiento e invisibilidad. Sin ir más lejos, Álvaro Barrios, en una entrevista con Miguel Ángel Rojas para su libro titulado “Orígenes del arte conceptual en Colombia”, habló en contra Sara Modiano.

Barrios utilizó el ejemplo de la supuesta desaparición de Modiano de la esfera del arte público alrededor de 1987 para demostrar su falta de relevancia y compromiso con su arte. En realidad, la artista nunca dejó de trabajar, y la prueba de ello son las numerosas ideas y dibujos que siguió desarrollando en sus cuadernos.

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